Presiento uno de esos argumentos de fin de temporada acercándose a mi vida. Las cosas se empiezan a acomodar. Todo comienza a caer por su propio peso. Los ciclos comienzan a cerrarse y todo está concluyendo. Nos preparamos para nuevas aventuras…
Incluso el clima, con las lluvias que no paran, sirven de escenario para esta secuencia, con música melancólica de fondo. El frío de las noches, los grillos cantando, las goteras, los vidrios empañados, los pies helados.
Hace mucho que no leo. Creo que tengo eso que se llama «síndrome del burnout«, hace mucho que casi no salgo de casa y por eso me estreso demasiado cuando salimos. En realidad, me estreso demasiado por cualquier cosa. ¿Recuerdas qué fácil era relajarse, vivir sin preocuparse, a lo hakuna matata, divertirse, vivir la vida…?
Pero bueno, solo nos queda pensar que siempre vendrán tiempos mejores. Sin duda estos son tiempos mejores que los anteriores, y eso no siempre lo recuerdo. Solo me gustaría que todo estuviera de verdad bien, que todo fuera perfecto, sin peligros, sin riesgos…
Aunque bueno, qué aburrido mundo sería algo así…
Cambio, y fuera.
La Kosmografo 